20 Cosas que extrañas de El Salvador, Cuando vives en el Extranjero
1.- Las Pupusas
Una foto de unas pupusas así con su quesito derretido, su curtidito con cebollas, zanahorias y esa salsa superespesa, porque estás dándole like y suspirando por unas cuantas y no importa que ahí cerca tu vecina las sepa preparar, sabrás que no hay nada como las auténticas pupusas cocinadas en comal o esas de arroz que solo en Olocuilta saben cómo elaborar.
2. El queso duro-blando
Sí, ese que no es ni duro ni blando, que no es simple ni salado, que sabe entre rico y delicioso y que definitivamente en ningún otro lugar encontraremos. No es de menos ver a cientos de personas en el aeropuerto con más de una libra de este queso entre sus maletas.
3. El mango verde, ¡ah esos manguitos tiernos…!
Mientras más tiernos, más se nos antojan y estos de verdad que hay que ser demasiado valientes para dejar ir las ganitas de comerlo con limón, chile, alguashte (hay unos que hasta con tomate), porque este producto, solo en el país lo podemos disfrutar.
4. La sopita de gallina india
La sopita de gallina india; porque nosotros criamos la gallina para luego comerla no tiene nada que ver con el pollo que te venden en cualquier super.
Si no vives en El Salvador te puedo asegurar que si vienes lo primero que te ofrecemos es una sopa de gallina india.
5. Los vientos de octubre
¡Hasta los que vivimos aquí los extrañamos! Esos traicioneros vientos de octubre que recientemente se mudaron a noviembre para hacernos recordar nuestra infancia, las vacaciones del colegio, la única época para lucir los suéteres y toda la nostalgia que nos hacen sentir.
6. Las cumbias navideñas
La bala, ya van a bailar la bala y la tienes que bailar, porque si tú no la bailas te la pueden disparar… y hasta te imaginas con toda la familia y los amigos recordando las navidades y años nuevos como solo en El Salvador se viven.
7. Navidades con pólvora
Esta, es sin duda una de las razones que nos caracterizan a los salvadoreños, nos encanta celebrar la Navidad con los tradicionales “cuetes” de la medianoche. Los abrazos, ir donde los vecinos, hasta donde aquellos que ni conocemos y darles un fuerte abrazo de feliz Navidad.
8. El pollo Campero
“No es lo mismo” te repites al probarlo en cualquiera de los restaurantes ubicados en algunos (privilegiados) países, ese olorcito que nos abre rápidamente el apetito y que nos invita a disfrutar de ese tierno, jugoso y crujiente pollo.
9. Los cócteles de concha
Una verdadera delicia, más cuando se le pone el limón y el chile y vemos como se mueven… ¡por Dios!, las conchas se han vuelto una comida muy poco usual en el país, pero que deliciosas que son.
10. Las tortillas
Lo más simple se convierte en un privilegio. Las tortillas que acompañan cualquier plato y saben tan bien hasta ¡con arroz y pasta! Y no es un mito, las tortillas son añoradas en el extranjero y más aquellos originarios de oriente, como La Unión o Usulután en donde son tan delgadas y más sabrosas.
11. Los tamales
No importa que te sigan diciendo que hay tamales a la vuelta de la esquina, sabes que no tienen ese toque “homemade” salvadoreño y la frase “no sabe igual” continúa siendo tu grito de batalla. No hay nada que se le compare a un desayuno con tamalitos, casamiento, crema y una buena taza de chocolate.
12. El café con pan dulce de la tarde
Semita alta, semita pacha, guarachas, viejitas, relámpagos, novias, peperechas, honradas, pichardines… un auténtico salvadoreño sabe perfectamente de qué hablamos, no importa en qué lugar del mundo se encuentre. El pan dulce de la tarde se vuelve un ritual y mucho más si se moja en la taza de café… sin pena… ¡cómo hace falta hacer esto!
13. La comida típica de la tarde
Los antojitos como las canoas, los pastelitos, las enchiladas, las empanadas, la yuca frita o salcochada con merienda o pepesca, los panes migueleños, con gallina ufff… la gastronomía típica es tan amplia que terminamos con hambre.
14. Los jocotes
Aunque busques debajo de las piedras, los jocotes definitivamente no los encuentras en ningún supermarket, souk, bazar, tianguis, mercadillo… ¡en ninguno! Mucho menos los jocotes de corona, esos que truenan al darles la mordida y que mientras más sazones más ricos se ponen.
15. Estar en la playa o en la montaña en media hora
Es casi una frase que todos los salvadoreños manejamos y expresamos a cuanto extranjero conozcamos: “lo mejor de este paisito es estar en la playa o en la montaña en tan solo media hora” y es cierto. Nuestro país es tan amplio en riqueza natural… volcanes, montañas, lagos, lagunas, ríos y playas en los que la distancia mínima puede ser 16 kilómetros (entre la capital San Salvador y el lago de Ilopango, por ejemplo).
16. La no rutina
No nos engañemos, la rutina mata y en un país en el que no es el nuestro, mucho más. La vida en El Salvador no tiene nada de rutinario, podemos darnos el lujo de ir por un after office después del trabajo con algunos amigos a algún restaurante (lo de la cercanía nos ayuda), de repente, salir el fin de semana a conocer un destino nuevo, simplemente decir “Vamos al Paseo El Carmen aunque sea un rato”, es algo espontáneo.
17. El 15 de septiembre
Y es en esta fecha donde el himno llena nuestros ojos de lágrimas, nostalgia y esa patria querida que llora a sus hijos hasta donde estén. El 15 de septiembre nos llena el pecho de orgullo mientras más lejos estemos. Esos desfiles con sus tradicionales bandas de paz, cachiporras, trajes típicos realmente hacen querer volver al país.
18. La Semana Santa
No importa si somos fervientes católicos, la Semana Santa en El Salvador es una de esas épocas que marcan nuestra cultura, nuestra forma de vivir, dejarnos deslumbrar por las típicas alfombras de sal, aserrín, de lo que sea, porque los salvadoreños también somos muy creativos
19. Las divinas playas salvadoreñas
¿Qué hacer en vacaciones, Navidad, Año Nuevo, fin de semana, día libre y –casi cada vez que podemos? Todos corremos hacia la playa más cercana que tenemos (ya anteriormente mencionamos que estamos a media hora como mínimo de alguna) y enamorarnos de sus puestas de sol, sus arenas grises, olas agradecidas para el surf, mariscos, en fin… todo lo que la playa nos pueda ofrecer.
20. Los viejos amores… oh sí
Ah… es que somos románticos como en ningún otro lugar, por más paisajes impresionantes afuera, que la torre Eiffel en Francia, Toscana en Italia, Manhattan en EEUU, etc… no hay como un escape aunque sea a los Planes de Renderos con nuestro con qué salvadoreño. Nosotros somos cálidos, sonrientes, celosos, amorosos y ¡dejamos huella!
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